Jean-Marie de Bourqueney
Traducción Julian Mellado
¡Nuestro liberalismo es positivo! Bien es cierto que a menudo, tanto por convincción como por necesidad, hemos tomado una actitud de combate. Combatimos todas las formas de dogmatismos, de renuncios, de silencios cómplices, la insipidez del pensamiento, contra todo que deriva en el fanatismo. Y seguiremos haciéndolo, pues ese combate es algo saludable, con la idea de proponer al mundo otra visión de la religión, de la fe y de la teología. Y es precisamente porque queremos aportar algo diferente que nuestro liberalismo es positivo.
Si tuviéramos que resumir nuestra línea editorial en una palabra positiva, propondría con mucho gusto la siguiente: << acogida>>.
la parte más visible de esa acogida está en que abrimos nuestras páginas a los pensadores judíos, musulmanes. Lo haremos también con los pensadores ortodoxos o católicos, por ejemplo. Reevendicamos la necesidad de esa acogida con el fin de dejarnos cuestionar por esas diferencias. Pero esa acogida se expresa a su vez en otras páginas, ya que tenemos otra ambición que solamente acoger el mundo. Nos abrimos a las múltiples realidades de nuestro tiempo, más que dejarnos llevar por la repetición nostálgica de un pasado.
Eso no quiere decir que nos dedicamos a seguir ciegamente los efectos de lo que está de moda. Buscamos sencillamente vivir en nuestro mundo, en nuestra época, conservando a la vez nuestro espíritu crítico, y cultivando una subtibilidad del pensamiento.
Debido a que la crítica es también una noción positiva, compartimos nuestro entusiasmos culturales, nuestros compromisos sociales, y nuestras pistas de reflexión. Deseamos ser un laboratorio de esa acogida de múltiples facetas que prepara los pensamientos del mañana. ¿Ambiciosos? Sí, lo somos por nuestro mundo.
Pour faire un don, suivez ce lien