Pero una predicacion,o la idea sencilla que el bien que hago tendra su recompensa en el mas alla y me traera bendiciones hoy mismo en mi existencia, es mas frecuente y mas extendida de lo que se cree., sobre todo en algunas iglesias. Se trata de una captacion y un regateo repugnante animado por una motivacion egoista y contraria a una verdadera generosidad : Lo que hago para los otros, en realidad lo hago para mi, para obtener la benevolencia y el favor divinas !
El detalle protestante, querido por la Reforma, tendria que ser el de una practica religiosa desinteresada. Eso es el rechazo de las obras meritorias. En todas partes donde se vive esa religion, que sea en el cristianismo o en otras religiones, se vive algo que expresa a su manera, la esencia del cristianismo.
Al final, no tendriamos que imitar a innumerables ateistas ? No creen en Dios , tampoco en cualquier mas alla, y sin embargo se sacrifican o se comprometen sin esperar nada en cambio. No tienen que seguirnos en la fe, nosotros tenemos ya que seguirles en su desinteres. De este ateista ; el novelista Jean d’Ormesson, decia hace poco en una conversacion « No seria el, el santo, y el quien tendria el derecho a sentarse a la derecha de este Dios en quien el no cree ? »
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