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¿ Qué es ser escéptico ?

Julian Mellado

Pues alguien que no cree en nada. Eso en todo caso sería ser un incrédulo Pero es cierto que se suele emplear el término « escéptico » en ese sentido. No está claro de que sea un uso correcto, pero digamos que es convencional. El asunto en sí es más complejo. Adecuar el escepticismo a la incredulidad podría indicarnos una actitud que llamaremos : Escepticismo dogmático. Es decir, ya se parte de la negación de la propuesta y ni siquiera se necesita realizar un trabajo de investigación. Se niega « a priori » y nada más.

Pero llamar a eso « escepticismo » en rigor es un tanto falso. Refleja una actitud más bien incrédula y fundamentalista. « No lo creo y ni molesto en saber por qué ».

El escepticismo tiene una larga historia. Tiene su origen en un movimiento filosófico de la antigua Grecia representada por el pensador Pirron y sus discípulos.

Actualmente el escepticismo está relacionado con el método científico y con diferentes posturas filosófica. No tiene que ver con la incredulidad a priori. Veamos cómo lo explica Michael Shermer en su libro Por qué creemos en cosas raras :

« ¿Qué entonces, puede preguntarse el lector, significa ser escéptico ? Hay personas que creen que el escepticismo supone rechazar cualquier idea novedosa o, lo que es peor, confunden « escéptico » con « cínico » y creen que los escépticos son una pandilla de cascarrabaias que se niegan a aceptar todo pensamiento que ponga en tela de juicio el statu quo. Pero esto es un error. El escepticismo es una actitud provisional ante afirmaciones de todo tipo. El escepticismo es un método, no una postura. »

Shermer nos da la clave principal. El escepticismo es un método, una actitud de duda metódica. Se suspende el juicio hasta que la propia investigación revela sus resultados. Se trata de llegar a conclusiones a posteriori. Se exige un rigor en la búsqueda de resultado. Si no se alcanza una seguridad después de investigar, el escéptico suspende el juicio. Puede que el asunto sea por el momento inexplicable, o que los métodos empleados tienen un defecto. De esta manera el esceptico debe desarrollar siempre una autocrítica.

Michael Shermer nos avisa :

« El problema del escepticismo puro es que, cuando lo llevamos al extremo, no se sostiene. Si somos escéptico en todo, tenemos que ser escépticos también con nuestros propio escepticismo. »

Encontrar una postura adecuada para utilizar ese método requiere una gran disciplina intelectual.

¿ Qué sería en definitiva un escéptico auténtico ?

Michael Shermer escribe : « Es una persona que cuestiona la validez de una afirmación particular apelando a las pruebas que pueden demostrarla o desmentirla »

Cuestionar no es negar. Es cierto que a todos los dogmaticos les parece eso, puesto que para ellos las proposiciones se deben aceptar en base a una autoridad que previamente han establecido.

El escéptico no acepta ninguna autoridad, sino que cuestiona todo, buscando qué sesgo de la proposición tiene visos de veracidad. En otras palabras, el escéptico vive en una constante acitud de verificación. El método esceptico ha sido muy útil a la hora de desvelar la seudociencia. Hoy en nuestra sociedad tan sofisticada, la credulidad crece cada vez más. Los temas esotéricos son de una actualidad asombrosa. Incluso utilizan un lenguaje « seudocientífico » para convencer a las personas. ¿Cómo diferenciar la verdad de la falacia ? Se necesita una actitud escéptica, un riguroso método de verificación, al alcance de todos, y un trabajo esforzado. Esto último no apetece demasiado a muchas personas que se rigen por el axioma : si me hace sentir bien, es bueno.

Recomiendo el libro de Luis Alfonso Gámes El peligro de creer (Ed, Léeme) dedicado a las seudociencias y a las supersticiones. Es un impresionante ejercicio de escepticismo metodológico.

Lo que incomoda del escéptico es que todo es susceptible de investigarse. No hay « terreno sagrado ». Si la verdad existe, encontes no hay que temer las investigaciones.

Otra vez Michael Shermer :

« Yo defino (el escepticismo) como un conjunto de métodos ideados para describir e interpretar fenómenos observados o inferidos del pasado o del presente, cuyo objetivo es la creación de un corpus de conocimientos que se puede probar y que está abierto a la confirmación o al rechazo »

No hay nada más contrario al escepticismo que la negación apriori. Está directamente relacionado con el Libre Examen. Cada uno debe tener la libertad de examinar lo que se le propone para pensar o creer. En realidad no está lejos de la recomendación del apóstol Pablo : Examinadlo todo y retened lo bueno (1ª tes 5,21)

Aqui debemos señalar que se da una paradoja. Hay quienes lo examinan todo y no retienen nada. (el incrédulo a priori). Otros lo examinan todo y lo retienen todo (el crédulo). También hay quienes no examinan nada y no retienen nada (el escéptico dogmático). No olvidemos al que no examina nada y lo retiene todo (el fanático). Siempre queda la opción más noble, examinarlo todo (sin miedos) y retener lo bueno, o también lo verdadero.

He utilizado las palabras de Pablo para expresar diferentes posturas. Lo importante es encontrar el criterio que nos permita discernir o verificar. Eso dependerá de qué tema estamos tratando. Incluso en el campo de la fe, si está tratando de algo con resonancias históricas, existen maneras de investigar ,no la fe de la gente, sino de las plausibilidad de los datos históricos implicados en la proposición. La relación entre el resultado de la investigación histórica y las implicaciones en la fe la deberá de establecer cada persona según su conciencia.

Me gustaría terminar esta reflexión con una frase de David Hume : « Un hombre sabio adecúa su verdad a la prueba. »

Pero para ello debemos haber desarrollado antes esa acitud escéptica que quiere saber, está dispuesta a investigar, a aceptar los resultados, y cambiar si es necesario los puntos de vista o creencias. Debe ser alguien que ama la verdad por encima de todo, aunque esa verdad le trastorne, le moleste o le desafíe. Si consigue ciertos resultados tras su investigación, deberá presentarlos con humildad, y abierto a la posible refutación. El escéptico no busca tener razón sino dónde está la razón. No puede volver dogmático. Al contrario, seguirá manteniendo una acitud de autocrítica y escuchará la crítica de otros. Pero exigirá que el adversario emplee métodos comprobables como él mismo debe presentar. Algunos de sus resultados estarán abiertos, pues, a posteriores verificaciones, pero habrá otros resultados que tendrán más probabilidades de ser realmente ciertos. (del estilo la tierra gira alrededor del sol)

En la sociedad que vivimos donde oímos tantos discursos políticos, religiosos, esotéricos, necesitamos con urgencia volvernos escépticos. Y lo mejor es empezando por preguntar, a quien sea (a uno mismo también) : « ¿y eso cómo lo sabe usted ? »

  

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À propos Gilles

a été pasteur à Amsterdam et en Région parisienne. Il s’est toujours intéressé à la présence de l’Évangile aux marges de l’Église. Il anime depuis 17 ans le site Internet Protestants dans la ville.

Un commentaire

  1. macrisrui@gmail.com'
    maría cristina ruibal pino

    Excelente artículo. Cada palabra tiene un abismo posible de interpretación.

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