Laurent Gagnebin, Raphaël Picon
Traducción Julian Mellado
« Libertad » : esa palabra figura en el título de nuestra revista mensual. Se encuentra en el lugar dedicado a nuestros principios donde afirmamos « la vocación del hombre a la libertad ». Todo creyente deberían estar de acuerdo.
Pero, en realidad, tememos a la libertad. Desestabliza nuestro bienestar, perturba nuestra seguridad ; nos llama a una responsabilidad exigente y a la vez osada. Lo sabemos y es cierto en todas las religiones: Los dogmatismos traen seguridad. Son armaduras y escudos protectores, pero a la vez son también obstáculos y frenos. Los dogmatismos nos permiten ahorarnos cualquier reflexión renovadora.
En cambio se trata de « pensar y creer en toda libertad », tal y como nos invita el slogan de nuestra revista. La libertad nos es el camino para lo fácil ; no tiene nada que ver con ello. Es la razón por la cual el filósofo Nicolas Berdiaeff (1874-1948), de confesión ortodoxa y apasionadamente liberal, le gustaba decir que la libertad no es tanto un derecho como un deber. La vocación del hombre a la libertad trata de una creatividad (religiosa,social, artística…) susceptible de sorprender… al mismo Dios.
En Évangile et liberté, tratamos de promover una fe personal y no solamente una heredada : preferimos los riesgos de la libertad que a los de la autoridad. No aceptamos ninguna infabilidad : ni bíblica, eclesial o pontífica. Estamos en las antípodas de la ocurrencia de un ensayista que al preguntarle en qué creía contestó : « Id a preguntárselo a Roma ». Id a preguntárselo a Lutero, Zuinglio, Calvino…
Alexandre Vinet (1797-1847) escribió : « Quien no acepte la libertad religiosa no aceptará ninguna otra. »
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